Quiero que me acompañes en este viaje,
y antes de que me preguntes,
no se a donde llegaremos,
para mí este viaje no tiene un destino fijo.
Las carreteras no tienen ningún final,
en motocicleta las recorreremos,
no importa si ninguno de los 2 tenemos,
de alguna manera la conseguiremos.
y antes de que me preguntes,
no se a donde llegaremos,
para mí este viaje no tiene un destino fijo.
Las carreteras no tienen ningún final,
en motocicleta las recorreremos,
no importa si ninguno de los 2 tenemos,
de alguna manera la conseguiremos.
El frio de las 5 de la mañana es quien nos da la
bienvenida,
las estrellas son nuestras fieles guías,
la tenue neblina es temporal,
en un momento dejara de humedecernos el rostro.
las estrellas son nuestras fieles guías,
la tenue neblina es temporal,
en un momento dejara de humedecernos el rostro.
El amanecer
marco el color amarillento del cielo azul,
el sol se asomaba lentamente,
sentía su leve calidez en mis manos,
aunque más cálida sentía tu espalda,
a la que yo me encontraba abrazada,
por más ropa que nos encontrábamos usando,
el sol se asomaba lentamente,
sentía su leve calidez en mis manos,
aunque más cálida sentía tu espalda,
a la que yo me encontraba abrazada,
por más ropa que nos encontrábamos usando,
alcanzaba a
sentirla.
Las curvas
de la carretera se convirtieron en mis cómplices,
con cada
una me aferraba mas a tu espalda,
pegando aun
mas mis pechos,
y
recostando mi rostro sobre la misma,
mis manos
aun mas sujetadas a tu abdomen,
mis dedos
ansiosos de acariciarte,
de sentir
tu calor sobre mi cuerpo.
Las 10 de
la mañana pintaron otra tonalidad en el cielo,
el viento
ahora era tibio,
detenernos
cerca a un rio me dejo saberlo,
aguas tan
cristalinas corrían entre rocas,
nuestro
reflejo temblando en la misma,
entrelazar
nuestros dedos al tomarnos de la mano la hizo danzar,
no supe la reacción
del agua, pues cerré los ojos al instante,
al sentir
tus fríos labios entrelazados con los míos.
El medio día
llego, las ganas de comer también,
un pintoresco
restaurante fue el sitio escogido,
variedad de
personas y de comidas nos recibieron,
sin
embargo, una picara y atractiva idea pareció recorrernos el pensamiento al
mismo tiempo,
nuestros
ojos lo delataron,
del sitio
salimos con 2 botellas en particular,
una fría y
refrescante cerveza bebíamos sentados en la pendiente de la montaña,
cada gota
era revitalizante para tan ardida garganta,
(…) fue inevitable,
busque con
desespero tus labios, ahora cálidos por el alcohol,
una nueva sensación
recorrió mi cuerpo,
al sentir
tan estimulante el sabor algo agridulce de la cerveza mesclada con tu saliva,
tus besos
me acercaban al cielo.
La carretera
ahora de adrenalina se sentía,
a mas de
80km ya corríamos,
mi cabello,
como alma libre, danzaba a merced del viento,
mientras,
abrazada a ti, gritaba emocionada,
mirando a
tan anaranjado cielo,
las horas
de la tarde habían aparecido,
acelerabas
cada vez más, sentía tu emoción,
parecías querer
a algo llegar a tiempo,
anhelaba
que fuera lo que mi mente ya imaginaba.
Caminamos entre
el largo y verde pastizal,
tu arrastrando
la motocicleta,
el sol cada
vez mas caía lentamente entre las nubes,
nuestras
sombras se estiraban lentamente,
nos
detuvimos frente a un gran lago,
donde el
sol se reflejaba,
dejaste la
motocicleta cerca al borde,
(…) minutos
faltaban y la noche ya reinaría en el sitio,
me abrazaste
por la cintura,
poco a poco
me hiciste ceder hasta quedar recostada en medio del pastizal,
luego te
acomodaste encima mío,
una de tus
rodillas entre mis piernas se acomodo,
tu mano
derecha justo al lado de mi rostro,
y la
izquierda entrelazando tus dedos con los míos,
la noche apareció.
Tu rostro
era iluminado por la naciente luna llena,
la única luz
presente en el lugar,
te hacía
ver perfecto, cada facción era cuidadosamente delineada por la blanquecina luz,
tus labios
se entrelazaron con los míos nuevamente,
marcabas el
ritmo lento y apasionado en cada beso,
(…) bajaste
a mi cuello, me besabas y mordías,
yo enrede
mis dedos entre tu cabello,
cegada por
el placer que sabía que aumentaría,
el tiempo
dejo de existir,
llevaste mi
cuerpo y mi alma a un éxtasis profundo,
mas que pro
el placer, fue por el amor,
del que la
luna y las estrellas fueron testigos silenciosos,
testigos
que también son cómplices celosos,
celosos por
no tener quien los ame tan apasionadamente,
como tu me
amas, y como yo te amo.
Una nueva
mañana cambio las tonalidades del cielo,
y nosotros
ya nos encontrábamos nuevamente recorriendo la carretera,
el viaje
continuaba sin un destino final,
solamente
anhelaba saber en aquel entonces,
si me seguirías
acompañando en este viaje,
al que yo
llamo mi vida…
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